jueves, 2 de septiembre de 2010

PAN y PRD: ¿Una aberración histórica?

Mucho se ha hablado de que la alianza entre el Partido de la Revolución Democrática y el Partido Acción Nacional es una contradicción ideológica, muchos han esgrimido que incluso llega a ser una aberración histórica que izquierda y derecha se unan electoralmente para ganarle las elecciones al Partido Revolucionario Institucional en Durango, Oaxaca, Puebla e Hidalgo.
Las críticas a esta alianza han llovido desde cualquier lado, ya sea la izquierda, la derecha, el centro, etc. Es decir, todos suponen que el pertenecer ideológicamente a extremos opuestos, que el PRD haya acusado al PAN de fraude en las elecciones presidenciales del 2006, entre un número sin fin de agravios, son elementos suficientes para condenar una alianza. Quizás uno podría apelar a su moral o ética, y sumarse a la indignación de sectores importantes de la población, sin embargo, más allá de eso, quiero recordar al político florentino Nicolás Maquiavelo cuando él esgrime en El Príncipe que la política debe estar exenta de las cuestiones morales, quizás por ello recomienda que aquellos que quieran dormir tranquilamente y salvar su alma, se abstengan de participar en cuestiones políticas.
Y es que, históricamente, las diferencias ideológicas y las traiciones no han sido cuestiones insuperables para hacer alianzas políticas. Un ejemplo de ello es la consolidación del Estado capitalista en Europa mediante la alianza de comunistas, socialdemócratas y capitalistas; el frente antifascista que se creo durante la Segunda Guerra Mundial, entre muchos otros ejemplos.
México no es la excepción dentro de estas alianzas que pueden atentar contra la moral, podemos encontrar en la conquista las alianzas que se dieron entre españoles e indígenas para conquistar a otros nativos. Unos siglos después, se consumó la independencia del país gracias a que los realistas tomaron el mando del movimiento independentista consagrándose Iturbide como Emperador del Primer Imperio Mexicano. No en vano Antonio Crespo menciona que fueron los indígenas quienes conquistaron México y fueron los españoles quienes hicieron la Independencia. Más recientemente, liberales y conservadores candidatearon a Antonio López de Santa Anna a la presidencia de México, hasta que se convirtió en dictador. La Revolución Mexicana fue el paso de federales a revolucionarios y viceversa sin ton ni son, curiosamente los caudillos fueron los que acabaron consumando la revolución.
Mucho más reciente, se supondría que las alianzas entre el PRI y el PAN también serían contra natura, o no fueron los priístas quienes hicieron la expropiación petrolera y eléctrica, o los que limitaron la influencia del clero, sí, fueron ellos, claro que en su versión neoliberal se volvieron afines a los llamados bárbaros del norte (nombre que se da a los empresarios que se sumaron al PAN en los años ochenta). También se podría catalogar de inmoral el acuerdo entre el Partido Comunista y el PRI para que se pudieran realizar los Juegos Olímpicos en México con completa calma. Acuerdos y alianzas moralmente cuestionables ha habido muchas. Bueno, la propia formación del PRD o de movimiento que apoya a Andrés Manuel López Obrador es una expresión de que las diferencias ideológicas originales pueden ser superadas.
Entonces pudiera ser que lo que está de fondo no es la moralidad de las alianzas sino la redistribución del poder tras las elecciones. Y es que hay muchos interesados en que éstas fracasen o prosperen, según sea el bando al que se pertenezca.
Veamos, en el PRI les interesa que fracasen y atacan la alianza porque de tener resultados favorables en el 2010, significa que los recursos disponibles para la campaña electoral del 2012 se les reducirían fuertemente, pues parte del presupuesto asignado a las regiones acaban utilizándose en la contienda electoral.
Debido a que en muchos municipios y estados la victoria del PRI sobre su adversario inmediato no es mayor que los votos del segundo y tercer lugar, la alianza podría dar buenos dividendos en estas elecciones al ser agregados parte de los votos de las principales fuerzas perdedoras. Este panorama hace factible que se cree, mínimamente, otra alianza para las elecciones en el Estado de México en el 2011, donde se disputará la gubernatura. El resultado de una alianza en Edomex en 2012 podría ser determinante en la selección del candidato presidencial del tricolor, pues si Enrique Peña Nieto perdiera la elección, estarían el resto de los grupos priístas lanzándose sobre su cabeza, pues lo presentaría como vulnerable y eso permitiría que otros candidatos lo intentaran desplazar, como sería el caso de Manlio Fabio Beltrones, Fidel Herrera, entre otros.
El PAN es quizás el que tenga mucho más que ganar o perder. Al paso que va el PRI, Acción Nacional no puede ser competencia en el 2012, por eso necesita darle un par de reveses en estas elecciones, pues en las pasadas fue derrotado en varias entidades en las que era gobierno. El no levantar podría significar el regreso de los yunquistas a la dirección del partido después de tanto trabajo que les costó desplazarlos; el regreso de Manuel Espino y los yunquistas mostraría enormemente la incapacidad política de los doctrinarios que llegaron a la presidencia en el 2006, recordemos que César Nava es el segundo presidente del PAN durante el mandato de Felipe Calderón, donde ninguno de los dos pareciera haberle podido dar rumbo al partido y ambos con costos político altos. Si fracasa la alianza es probable que Nava salga de la dirigencia y empiece el penoso camino del PAN rumbo al 2012.
Habría que agregar que la alianza en PAN y PRD ya ha pasado parte de la factura al PAN, por un lado, el espectáculo mediático que se dio entre la dirigente nacional del PRI, Beatriz Paredes, y el dirigente nacional panista; este espectáculo alcanzó a Peña Nieto y acabó en una vergonzante (pero divertida) pelea en la Cámara de Diputados entre panistas y priístas. Por otro lado, la alianza significa prácticamente el rompimiento de la otra alianza (PRI-PAN), lo cual puede llevar a hacer más difícil que pasen las iniciativas panistas en las cámaras y complicar el ejercicio gubernamental de Felipe Calderón (si existe tal).
Al interior del PRD las cosas quizás sean más complicadas pues el poder está bastante fragmentado. Varias organizaciones están disgustadas de la alianza con el PAN, estas organizaciones han ido varias veces acompañando las candidaturas del PRD o, al menos, han simpatizado con sus candidatos, esto podría significar una ruptura desde ahorita, siendo más dolorosa en el 2012. Asimismo, al interior del partido hay una álgida disputa por el control del poder, por un lado, estarían Nueva Izquierda, quien es la corriente que mantiene la dirección del partido, por otro lado, estaría Andrés Manuel López Obrador con René Bejarano (CID) y las corrientes que le apoyan, asimismo, encontramos a Marcelo Ebrard que está tratando de ganar su candidatura a la presidencia y, finalmente, un cúmulo de pequeñas corrientes que saltan de un lado a otro que, sin llegar a ser la balanza en la toma de decisiones, sí buscan espacios que les permitan sobrevivir.
Si la alianza fructifica Nueva Izquierda ganaría fuerza, probablemente no para sacar un candidato a la presidencia, pero sí para proponer un candidato externo o, incluso, buscar una alianza con Marcelo para que éste sea el candidato presidencial. Si la alianza fracasa, Obrador sería el más fortalecido, lo cual lo apuntaría hacia una nueva candidatura a la presidencia.
De una cosa podemos estar completamente seguros, y es que la alianza mostrará con mayor claridad las diferencias al interior y exterior de los partidos políticos. Finalmente, lo que presenciamos no es la expresión de morales intachables o la congruencia de los sujetos sociales, no, lo que nos toca observar (y ha algunos participar) es la lucha voraz entre grupos de interés con la intención de obtener el suficiente poder para colocar un candidato presidencial que pueda salir triunfador en la elección del 2012; y si para obtener el poder los grupos nos hablaran de moral y ética (cosa que les falta) nos lo dirán hasta el cansancio, está en nosotros qué les creamos y sobre todo, que hacemos antes este penoso circo, que, por cierto, ya nos dejó sin pan.

Víctor A. Damián Loya



Éste artículo se publicó en Notas Dispersas No. 1 Agosto-Septiembre

Un crimen perfecto

El día en que descubrí que Dios era una mentira, lloré. Reviví esa tristeza que sentí cuando supe que tampoco existía Santa Claus. Intente creer de nuevo, pero una vez que descubres la verdad, no puedes negarla. Dios había muerto para mí, lo maté. No hubo sangre, no hubo gritos, pero aún así lo maté. ¿Qué dirán mis padres cuando se den cuenta? "Hijo, ¿Por qué mataste a Dios?", me preguntarán. "Lo siento, fue sin querer", les diré, pero aún así no me creerán. Dando vueltas en mi alcoba me preguntaba: ¿Cómo es que una creación suya pudo haberlo matado? Traté de rezar, pero ¿a quién engaño? Ya no tenía a nadie a quien rezarle. ¡Había matado a Dios! Por unos momentos perdí el control y me dio un ataque de risa. Me calmé y pensé: No tienen evidencia con la cual culparme, no pueden hacerme nada. Al darme cuenta de eso me tranquilicé bastante, pero después me acordé del  Papa. Mi tía dice que el Papa es la persona más cercana a Dios, incluso habla con él. ¿Qué tal si se da cuenta que Él ya no está? ¿Que tal si Dios le dijo que lo maté? El Papa me acusará y tendré a toda la gente del Vaticano detrás de mí. No puedo vivir siendo un fugitivo; todos me rechazarán por haber matado a Dios y la abuela ya no me dará los dulces tan ricos que ella prepara. ¡Oh Dios mío!, ¿Y ahora qué hago? ¡Ah! y dale con eso de Dios, ¿Cuándo aceptaré que lo maté? ...espero que nadie haya escuchado, dije, mientras me cercioraba que no hubiera nadie detrás de mí. Mientras planeaba la ruta de escapatoria escuché a mis padres subir por las escaleras hacia mi cuarto a preguntarme cómo estaba todo. Les confesé que había matado a Dios, pero se rieron de mí y solamente murmuraron: "Ja, este niño y sus ocurrencias". ¡Vaya!, pensé, fue el crimen perfecto. Desde entonces nadie ha notado la ausencia de Dios, solamente Él y yo sabemos la verdad, ¿Cierto, Dios?

JONAS FRADEST

Éste cuento se público en Notas Dispersas No. 1 Agosto -Septiembre