martes, 5 de octubre de 2010

Dicen que me encontraron
una tarde
        receloso
                cansado
                       deshojando

                                                                                                                                Margaritas

Me quiere no me quiere me quiere no me quiere me quiere no me quiere
me quiere no me quiere me quiere no me quiere
me quiere no me quiere
me quiere...


Sahid Jiménez                                                    

La llorona

        Hace un par de días recibí un correo electrónico del afamado Dr. Chakra, astrólogo y estudioso de lo paranormal. En su mensaje, el Dr. me cuenta sobre un interesante caso de metamorfosis: una mujer de 22 años parece estar experimentando inexplicables transformaciones en su cuerpo y solicita su ayuda. Él me pide le aconseje acerca del posible tratamiento para esta singular afección... Pero creo que voy muy rápido. Supongo que antes de entrar en materia debo presentarme. Mi nombre es Lucious Lafontaine, descendiente de la legendaria Madame Lafontaine, reputada meretriz de New Orleans (lamento el posible juego de palabras entre "reputada" y "meretriz", comprenderán ustedes que mi español no es muy bueno) y dueña de una elegante casa de citas en la misma ciudad. ¿Mi profesión? Bueno, como era de esperarse, músico de blues y sacerdote vudú. ¿El motivo para hacer pública esta incuestionable evidencia de la acción de fuerzas divinas en nuestra insignificante existencia? Prefiero que permanezca desconocido. 

El hecho es que la señorita ******* experimenta desde hace un par de meses una incontrolable tendencia hacia las "bajas pasiones". Su semblante ha adquirido una inusual coloración, sus extremidades inferiores comienzan a cubrirse de algo que semeja escamas, sus dientes comienzan a afilarse y recientemente la joven ha comenzado a emitir un lastimero aullido alrededor de la medianoche. Con base en la información recibida sugerí al Dr. Chakra que puede estar en presencia de la Cihuacóatl, es decir, la mujer-serpiente, aquélla a quien la tradición popular ha denominado "La llorona". Mi hipótesis resultó un tanto chocante para el astrólogo, por lo tanto me vi forzado a explicarme de la siguiente manera:

Estimado Dr., comprendo su incredulidad; sin embargo, déjeme recordarle lo que usted ya sabe: las cosas no son como aparentan ser. El hombre blanco, la bestia racional, el tirano de la inteligencia, se ha encargado de imponer sus normas con toda brutalidad. Una de sus estrategias favoritas ha sido tergiversar nuestros mitos, sobajar nuestro saber ancestral. Las mujeres-serpiente han existido desde el principio de los tiempos, han sido elegidas por los dioses para llevar en su vientre al emancipador, el que habrá de liberar a los pueblos oprimidos. Para ello deben encontrar primero al hombre capaz de engendrar a dicha  criatura, un hombre de cualidades excepcionales, de inigualable fortaleza física y mental. La tarea no es fácil. Las Cihuacóatl deben probar a muchos varones, luego entonces, su apetito sexual es insaciable, su voluptuosidad no tiene parangón. Una de estas mujeres existió en tiempos del gran emperador Moctezuma (otra, la única que consiguió cumplir su cometido, nació en Magdala, aunque el hombre blanco ha hecho creer que fue en Nazaret, disociando en dos personas a la que fue una en realidad) y fue asesinada por los conquistadores españoles quienes temían ser "devorados" por su implacable crica. Luego éstos hicieron creer que se trataba de una mujer que había asesinado a sus hijos, lamentándose eternamente por este crimen. La verdad es que el "fuego" que consumía a esta mujer no le permitió a su alma elevarse hacia los planos superiores sin haber sido saciada, sin cumplir su misión y entonces, efectivamente, podía escuchársele penando en las noches, pero no gritando "¡ay, mis hijos!" como suelen decir, sino "¡aaaaayyyyy, los piiiiijos!" (refiriéndose a la cuarta acepción que nos da el DRAE de pijo: m. malson. Miembro viril.)
Que no lo engañen, Dr. Chakra, usted no puede sucumbir bajo el peso de la mojigatería. Sea fuerte. Y séalo, además, no sólo por su bienestar, sino por el alma y el cuerpo de esa mujer que ha buscado refugio bajo sus protectoras alas.

Y poco más resta por decir antes de conocer el resultado del tratamiento que recomendé al Dr. Chakra aplicar a la señorita *******. ¿Tendrá Chakra la fuerza suficiente para realizar el ritual? ¿Será necesaria la presencia de este humilde, aunque bien armado (lo que sea de cada quien), afroamericano en el singular exorcismo? No lo sé. Pero estoy seguro de que pronto presenciaremos enormes cambios en la conciencia de los pueblos. Si mi hipótesis es correcta, la presencia de la Cihuacóatl augura un excitante futuro. Mis mejores deseos para todos ustedes. Y que tengan felices y sobrenaturales encuentros del primero, segundo, tercero y hasta cuarto y quinto tipos.

Lucious Lafontaine

alias Sahid Jiménez