miércoles, 6 de octubre de 2010

Filosofía de habitación (no recomendable)


Miro tu virilidad, como a alguien más, y me deleita; en tu cama somos tres: yo, el angioma horizontal… y yo de nuevo.  Disculpa por ponerle tanta atención y escrutarlo como a un insecto tecnicolor, es que todo lo demás, y por el momento, está fuera de mi detección ontológica.
Quisiera hacerte cariñitos y llamarte: corazón, mi amor, dulzura; pero siempre he tenido un problema a la hora de portarme cariñosa, —habla sin pensar (me recomiendan), ¡sólo habla sin pensar!—. Más bien, pienso en ese ente erguido del que  te hablaba  y la cercanía de mis labios. Ambos nos miramos y me viene una discusión infranqueable conmigo misma. Le doy rienda suelta a la dialéctica en los momentos menos oportunos.
Me tomas de la cabeza y susurras:
—Anímate nena.
Te miró y expongo:
 —Animada estoy, pero tengo un conflicto ético: vos sabes que aquello constituye la proclividad retórica suprema para lograr la pleitesía.
Por tu mirada de interrogante simulada y la pérdida repentina  de tu orgullo, asumo que no entendiste un pito de lo que dije.
No es que yo no pueda expresar cariño,  (desconozco cada palabra que articule mi psicoanalista) simplemente no pienso en el cariño en este momento preciso, no con un angioma indiscutiblemente follable y en plena revolución.
Te subes los pantalones como quien es sorprendido tras orinar  las margaritas de la vecina, y, yo abotonó lenta y culpable mi vestido mientras  te miró suavemente:
—Pero… pero… cariño, no te vayas así… ¡con pleitesía quise decir mamada!
      
                                                                                                                              Fernanda Soria Martínez

martes, 5 de octubre de 2010

Dicen que me encontraron
una tarde
        receloso
                cansado
                       deshojando

                                                                                                                                Margaritas

Me quiere no me quiere me quiere no me quiere me quiere no me quiere
me quiere no me quiere me quiere no me quiere
me quiere no me quiere
me quiere...


Sahid Jiménez                                                    

La llorona

        Hace un par de días recibí un correo electrónico del afamado Dr. Chakra, astrólogo y estudioso de lo paranormal. En su mensaje, el Dr. me cuenta sobre un interesante caso de metamorfosis: una mujer de 22 años parece estar experimentando inexplicables transformaciones en su cuerpo y solicita su ayuda. Él me pide le aconseje acerca del posible tratamiento para esta singular afección... Pero creo que voy muy rápido. Supongo que antes de entrar en materia debo presentarme. Mi nombre es Lucious Lafontaine, descendiente de la legendaria Madame Lafontaine, reputada meretriz de New Orleans (lamento el posible juego de palabras entre "reputada" y "meretriz", comprenderán ustedes que mi español no es muy bueno) y dueña de una elegante casa de citas en la misma ciudad. ¿Mi profesión? Bueno, como era de esperarse, músico de blues y sacerdote vudú. ¿El motivo para hacer pública esta incuestionable evidencia de la acción de fuerzas divinas en nuestra insignificante existencia? Prefiero que permanezca desconocido. 

El hecho es que la señorita ******* experimenta desde hace un par de meses una incontrolable tendencia hacia las "bajas pasiones". Su semblante ha adquirido una inusual coloración, sus extremidades inferiores comienzan a cubrirse de algo que semeja escamas, sus dientes comienzan a afilarse y recientemente la joven ha comenzado a emitir un lastimero aullido alrededor de la medianoche. Con base en la información recibida sugerí al Dr. Chakra que puede estar en presencia de la Cihuacóatl, es decir, la mujer-serpiente, aquélla a quien la tradición popular ha denominado "La llorona". Mi hipótesis resultó un tanto chocante para el astrólogo, por lo tanto me vi forzado a explicarme de la siguiente manera:

Estimado Dr., comprendo su incredulidad; sin embargo, déjeme recordarle lo que usted ya sabe: las cosas no son como aparentan ser. El hombre blanco, la bestia racional, el tirano de la inteligencia, se ha encargado de imponer sus normas con toda brutalidad. Una de sus estrategias favoritas ha sido tergiversar nuestros mitos, sobajar nuestro saber ancestral. Las mujeres-serpiente han existido desde el principio de los tiempos, han sido elegidas por los dioses para llevar en su vientre al emancipador, el que habrá de liberar a los pueblos oprimidos. Para ello deben encontrar primero al hombre capaz de engendrar a dicha  criatura, un hombre de cualidades excepcionales, de inigualable fortaleza física y mental. La tarea no es fácil. Las Cihuacóatl deben probar a muchos varones, luego entonces, su apetito sexual es insaciable, su voluptuosidad no tiene parangón. Una de estas mujeres existió en tiempos del gran emperador Moctezuma (otra, la única que consiguió cumplir su cometido, nació en Magdala, aunque el hombre blanco ha hecho creer que fue en Nazaret, disociando en dos personas a la que fue una en realidad) y fue asesinada por los conquistadores españoles quienes temían ser "devorados" por su implacable crica. Luego éstos hicieron creer que se trataba de una mujer que había asesinado a sus hijos, lamentándose eternamente por este crimen. La verdad es que el "fuego" que consumía a esta mujer no le permitió a su alma elevarse hacia los planos superiores sin haber sido saciada, sin cumplir su misión y entonces, efectivamente, podía escuchársele penando en las noches, pero no gritando "¡ay, mis hijos!" como suelen decir, sino "¡aaaaayyyyy, los piiiiijos!" (refiriéndose a la cuarta acepción que nos da el DRAE de pijo: m. malson. Miembro viril.)
Que no lo engañen, Dr. Chakra, usted no puede sucumbir bajo el peso de la mojigatería. Sea fuerte. Y séalo, además, no sólo por su bienestar, sino por el alma y el cuerpo de esa mujer que ha buscado refugio bajo sus protectoras alas.

Y poco más resta por decir antes de conocer el resultado del tratamiento que recomendé al Dr. Chakra aplicar a la señorita *******. ¿Tendrá Chakra la fuerza suficiente para realizar el ritual? ¿Será necesaria la presencia de este humilde, aunque bien armado (lo que sea de cada quien), afroamericano en el singular exorcismo? No lo sé. Pero estoy seguro de que pronto presenciaremos enormes cambios en la conciencia de los pueblos. Si mi hipótesis es correcta, la presencia de la Cihuacóatl augura un excitante futuro. Mis mejores deseos para todos ustedes. Y que tengan felices y sobrenaturales encuentros del primero, segundo, tercero y hasta cuarto y quinto tipos.

Lucious Lafontaine

alias Sahid Jiménez

viernes, 1 de octubre de 2010

Cuarto para las doce


No sé si por las noches  haya ruido  más tétrico y espeluznante que el silbato del velador, y con esto quiero decir que gran parte de mis traumas nocturnos e infantiles se deben no sólo  a éste  sonido perturbador, pero sí es una aliciente para escribir mis más oscuros temores que  podrán observar en las siguientes líneas de éste  relato mejor conocido como cuarto para las doce.

El reloj marcaba las 10:31pm y me preparaba para dormir. Según mis padres era la hora en la que ya tenía que encontrarme en los brazos de Morfeo -expresión que sigo sin entender ya que no sé quién es el ya antes mencionado-  y por otras cuestiones físicas que me caracterizaron desde muy temprana edad, una de ellas era  dormir antes que comenzara la familia telerín, ni que decir de topo yiyo, la verdad es que era más que irritante dormirte muchas veces primero que los cotorros australianos que mis padres me asignaron cuidar. Aunque debo de aceptar que esto también me representaba algunas comodidades, cómo cuales se preguntarán, pues como despertarte a las 5 de la mañana el día de reyes les respondería y muchas otras que para que les cuento –la verdad es que el autor no encontró con que defenderse- pero ese viernes la vida me jugó de una manera chueca y yo le respondí de una manera rapaz, ya verán ustedes a que me refiero. Como les decía, el reloj marcaba las 10:31 y yo me sentía como una lechuga recién cortada, fresco, feliz, con energía como para correr una maratón, bueno a lo mejor exagero pero sí aguantaba por ahí  jugar 2 horas quesque futbol con un bote apachurrado de frutsí o en su defecto de pau pau. La cosa es que yo no tenía nadita de sueño ese día, ya había comido un chorro de dulces con mis hermanos  y yo más alegre me sentía, y por lo extraordinario que pareciera mis dos hermanos mayores  ya se habían dormido. Lo asombroso aquí es que Ulises –mi hermano el de en medio- sólo se dormía hasta que papá y mamá hacían lo correspondiente y ahora ¿qué pasaba ahora? Acaso había llegado el Apocalipsis como lo decían en la televisión. Quizá pero por lo pronto me quedaba a disfrutar el momento a solas con mis papas que era algo anhelado para mí. Tener la atención de ambos para ¡mí solito!, caray cuanto  reímos esa noche, creo que me dolió hasta el estomago y los ojos no dejaban de llorar, pero por la felicidad claro está. Fue en ese momento cuando comprendí que todo hubiese sido mucho más feliz para mis padres y obviamente para mí sí hubiese sido hijo único, riendo día, tarde, noche y hasta madrugada como nos encontrábamos, pero como dicen por ahí nada es para siempre y mis papas llegaron a ese momento que tanto había estado temiendo, “pues a dormir que mañana hay que trabajar”. Como hubiera querido haber destruido todos los relojes del mundo para quedarme así por mucho mucho tiempo, pero  mi papá me tomo por la cintura y sin esfuerzo alguno me alzo como si fuera un montón de nada y, cuando reaccione, sólo me dio tiempo de decirle a mamá buenas noches, que sueñes con los angelitos. Ya en el pasillo escuche un sueña bonito. Papá  me llevo a mí cama en la que ya se encontraba Ulises, ahora sólo me tenía que acomodar pegado a la pared para no abrazar a Ule –como le digo de cariño- y me diera sendo trancazo por joto y encimoso como él decía. Después de darle a papá las buenas noches se alejo rápidamente, aún recuerdo sus firmes pisadas sonando en el frío suelo, y retumbando en mi cabeza. Pues ni modo, ahora me duermo y mañana se mueren de celos mis hermanos por no haberse aguantado como los meros machos hasta bien noche. Estaba tan fascinado que me daban ganas de despertar a Ule, pero ni maíz, siempre se despertaba de malas y estaba más que seguro que si lo hacía esta vez, nuevamente nada cambiaría y sólo conseguiría una tunda, y yo no estaba para eso ni mucho menos. Y Oli, ella  estaba en la otra cama y seguramente no sé enteraría si le pasara un tren por encima, así que prefería recordar cada broma en silencio para no olvidar detalle alguno. En eso estaba cuando me di cuenta entre el silencio de la calma en la que me encontraba inmerso, oscuridad total, algunos ruidos de grillos y carros que circulaban por la avenida, nada nuevo, pero de ¡repente! escuche algo que me hizo sudar frío. Era, era no sé que era, pero era espantoso requete feo. Y ahí estaba otra vez, ahora más cerca, solté un ligero suspiro y después un ay dentro de mí. Pero muy adentro, para que fuera lo que fuera no me descubriera. Yo había escuchado mucho ya del chupacabras y con certeza sabía que no era él porque según en las noticias sólo atacaba a animales de las granjas y eso ocurría en los pueblos no en la ciudad, pero por las dudas me tape con la cobija hasta que me envolví como tamal y casi me asfixio entre el calor y los olores que ya estaban por ahí circulando. Pero prefería morir mil veces ahogado ó intoxicado que por un vampiro, bruja, monstruo, ovni, espíritu del más allá o más acá y por qué no, hasta momia y que miedo así que mejor aguante la respiración hasta que todo se calmo nuevamente. Por un momento pensé que el peligro había pasado así que tuve tiempo para hablar con dios y decirle que eso de querer  ser hijo único eran puros disparates de un niño, que yo amo a mis carnales mucho y que si me ayudaba en ese momento jamás volvería a decir esas cosas. Pero parecía que no, diosito quería algo más, me quería en vida, el chillido ahí estaba de nuevo, más estrepitoso que nunca, no sé como le hice pero decidí ir a la ventana a ver que pasaba. Las piernas me temblaban, tenía ganas de orinar y no dejaba de sudar, nada podía estar peor, bueno sí, una bruja en la ventana, pero tomé valor de no sé donde y me dirigí como buen machin a paso lento. Creo que el recorrido jamás se me había hecho tan largo y oscuro. Sabía de memoria el camino y lo que estaba en él, así que todo se me facilito. Para mí suerte encontré mí espada del augurio que mi mamá me había comprado dos días antes, ahora por lo menos estaría armado en caso de necesitar pelear, había visto cientos de veces a Leono utilizarla, ahora solo esperaba no equivocarme, por fin llegue a la ventana ahora mover lentamente la cortina para no otorgar ventaja a lo que estuviera del otro lado, sujete mi sable con una mano y con la otra moví suavemente la cortina y… ¡NADA! Pero el ruido ahí estaba y es cuando veo cruzar una luz. Sí, era un ovni, lo supuse, pero un ovni en bicicleta. Ay que tonto. Era el vigilante silbando ahhhhh. Se me salió el alma de la felicidad, todo por nada. Que susto, que susto.

Así termina pues mi aventura, una experiencia de valentía y misticismo que espero les haya gustado.

Raúl García Rogel


I

No seré nunca tuya
ni tu serás mió
esas son promesas de un solo día
 y  no de algo en serio
pero en este mundo
              [mi mundo tan raro
no hay nada mas profundo
que lo que va en serio

No seré nunca tuya
ni tu serás mió
si no que  seremos los dos
                           [juntos
Hasta que  nos llegue el día
en que nos separe un adiós
de esos que hay en la vida
de esos que hay tantos

No seré  nunca tuya
ni tu serás mió
pero si hay algo eterno que sobreviva
yo te prometo amarte
                       [como te amo ahora.



II

A veces cuando salgo
camino un largo rato
                [Sin rumbo fijo
me detengo en los jardines
me siento en  alguna banqueta
y fumo un poco
                           [Mientras
escribo mentalmente cosas
que luego olvido

Esa es mi vida…
cazar ideas…
soñar despierta…
               [y casi siempre
hablar dormida…
 pero si estoy de suerte
                  [Hablar contigo

Marisol Franco

Obsequio

Forma orgánica, conciencia que duerme y desea,
He aquí la mirada a través del espejo,
Sospecha eterna, lagrimas, placer, muerte,
Expresiones que nos delatan,
Hoy sabemos que no es posible seducir a la existencia,
Ni siquiera con nuestra más prestigiada alquimia,
La ciencia es muda…
Tu imagen es patrimonio del misterio,
Hace ya algunos soles, recibimos un detalle llamado tiempo,
Fue un obsequio de la necesidad, o tal vez del azar mismo. 

Ramírez

Cuando hablo


Articulo oxigeno, doy contenido y vació,
Percibo el entorno y lo presento al auditorio,
Emito fragmentos de vida,
Me declaro contingente,
Comunico pasión,
Cuando hablo ¡le escupo en la cara al destino!

Ramírez

Maquillaje


Observo el interior de tu mirada,
Algo que no alcanzas a escuchar,
No lo puedes evitar, tu semblante delata fastidio,
Has aprendido a maquillarte, no por deseo sino por necesidad,
Sigues siendo la misma criatura vulnerable que siente asfixia,
No es posible expresar lo que realmente piensas, acostúmbrate,
Escucha, boletín de última hora
 “bajan de precio los valores, y la bisutería barata, con la que te has perfumado”
Tú decides

Ramírez